"Centenares de personas murieron en los últimos dos días. Cuerpos calcificados yacen aún en las calles. Es terrible", dijo Yakuba Pam, quien representa a la comunidad cristiana de la ciudad. La Cruz Roja no está aún en condiciones de suministrar un reporte de las víctimas. Su representante local, Dan Tom, se limitó a confirmar que por las calles se pueden ver muchos cadáveres. "Más de 10 mil personas debieron dejar sus casas y buscar refugio en iglesias, mezquitas y cuarteles", relató Tom.

La violencia interconfesional se desató después de que el partido gobernante a nivel nacional, el Partido Democrático del Pueblo (PDP), que está principalmente respaldado por cristianos, se declaró ganador de las elecciones locales. El resultado fue cuestionado por el partido ANPP, apoyado por los musulmanes. Ha habido saqueos y actos de vandalismo, mientras que sitios religiosos tanto cristianos como musulmanes fueron incendiados. La intervención del ejército y la policía fue violenta y muchos afirman que fueron heridos por disparos de los agentes.