El sargento había sido condenado en junio de 2007 por un juzgado Togado-Militar de Melilla que le impuso una pena de seis meses por dirigirse de forma habitual a los soldados de origen musulmán con expresiones xenófobas como "moro "escoria", y otra de tres meses por acariciar de forma habitual y continuada la cara de sus inferiores, en contra de su voluntad.
Dicho juzgado estimó que los hechos constituían dos delitos distintos de abusos de autoridad, extremo que anula la sentencia de la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo, que considera que se trata de un único delito continuado de abuso de autoridad, en su modalidad de trato degradante a un inferior.

El Supremo rechaza así el recurso presentado por el sargento que alegaba que en marzo de 2005, cuando se cometieron los hechos, su condición de homosexual no era conocida por la tropa, que las ofensas que los soldados declaran haber sufrido no fueron advertidas por otros mandos y que no hubo ninguna queja de las víctimas.
La sentencia declara probado que el procesado se dirigía a algunos soldados musulmanes y norteafricanos con frases humillantes, como: "Sois una escoria que no valéis nada" o "no os enteráis porque sois moros". Además, acariciaba la cara de los militares cuando estaban en formación con la excusa de comprobar su afeitado, al tiempo que les decía "tú tranquilo que no eres mi tipo, porque estás gordo".