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Terremoto en Italia : Desolación, devastación, desamparo, descoordinación

lunes, 6 de abril de 2009 , Posted by Agencia la Voz at 14:54

Foto: ( Templo evangelico derrumbado )



ITALIA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Desolación, devastación, desamparo y descoordinación. Estas cuatro D definían ayer el panorama en el Aquila, una de las ciudades más afectadas por el terremoto que a las 03.32 de ayer golpeó el noroeste italiano. A medida que pasaban las horas el número de fallecidos aumentaba superando al final del día los 150, según confirmaron fuentes hospitalarias. La maquina política se puso en marcha de madrugada enviando a la zona al delegado de protección civil, Guido Bertolaso, quien definió el panorama como “la peor tragedia del mileno”.


Faltó coordinación en la región, como pudo comprobar Abc recorriendo la carretera que unía Roma con el Aquila. Y en las calles de la ciudad. Una carretera desierta por la que pasaban ambulancias y camiones con víveres, y unas calles llenas de escombros y de trozos de casas a punto de caer. El Aquila quedó devastada al igual que Onna y Paganica, epicentro del terremoto a sólo siete kilómetros. La desolación llegó con la noche, cuando los más de 60.000 desalojados buscaban dónde pasarla: en el coche, en una tienda de campaña o bajo un árbol. Ante la situación, el presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi, declaró el estado de emergencia nacional al mismo tiempo que convocaba de urgencia el Consejo de Ministros. “Es el momento de reaccionar”, dijo Berlusconi en rueda de prensa, anunciando la activación del “Fondo de catástrofes europeas” que se unirá a las donaciones enviadas por privados, futbolistas y embajadas. Por primera vez Italia fue un país unido ante la tragedia, expresando los partidos de la oposición todo su apoyo al gobierno, y desconvocando la huelga de Alitalia en programa. Durante la noche han proseguido los trabajos de desescombro para seguir buscando a los desaparecidos, aunque el tiempo corre en contra, y el combustible empieza a escasear, según señalaron ayer los responsables de protección civil. El ambiente que se respiraba entre los hacinados en el campo deportivo del Aquila era de completa incertidumbre.
Gente que vagaba en pijama, descalza, que arrastraba una maleta, o que caía desplomada del sueño y del miedo. “Estamos aquí desde las tres de la mañana, cuando el terremoto nos levantó de la cama”, explicó a Abc la señora Flores-Pérez, una peruana que vive en la ciudad desde hace 15 años. “Estaba acostumbrada a los temblores continuos que se producían desde el 14 de diciembre, por eso ni lo pensamos … ¿Lo nota?... Eso ha sido otro temblor”, dijo tranquilamente otra peruana, una chica de 15 años tumbada en una manta mientras la tierra se volvía a mover bajo nuestros pies. “La verdad es que parecía el fin del mundo”, prosiguió explicando su madre, Feyva Ramírez, lamentándose por sus amigos que perdieron la casa en el terremoto, “comprada con su sudor.

Y ahora, ¿qué va a pasar?”. Esa es la pregunta que la mayor parte de la gente nos hacía a los periodistas, pensando que podrían obtener una respuesta. ¿Dónde vamos a pasar la noche? ¿Cuándo podré volver a casa? ¿Cuántos han muerto?. Mientras caminaba por las calles llenas de escombros sin que nadie me detuviera el paso, los teléfonos de las casas sonaban sin que nadie respondiera. Los escombros se acumulaban por las calles, llegué a una parroquia completamente destruida, vi coches sepultados por ladrillos, agua que caía de todas partes y un olor fuerte a polvo, a cal. Al panorama desolador se unía la presencia de policías, bomberos, miembros del socorro alpino y las unidades caninas de salvación. Maurizio Teofili, responsable de una de las unidades caninas de socorro, explicó a Abc que su unidad había “intervenido en un par de casas derrumbadas, los perros han encontrado algunos cuerpos, pero los continuos movimientos sísmicos dificultan la labor”, señaló mientras daba un poco de agua a su perro de rescate sediento por el sol y por la inhalación de humo que se respiraba en el centro de la ciudad. Los perros están reunidos a la espera de recibir órdenes.














“La verdad que han pasado más de 10 horas desde el terremoto, hemos llegado de los primeros pero todavía no sabemos qué hacer. Falta coordinación”, señaló. Al Aquila han llegado voluntarios de toda Italia. “Llevamos excavando todo el día, incluso con las manos”, explicó Gianfilippo De Blasis, un voluntario de Cruz Roja que arriesgó su vida entrando en las casas y buscando a los desaparecidos. Con sus manos, excavadoras y perros, un grupo de bomberos intentaba extraer a dos estudiantes de una casa de cuatro pisos completamente destrozada. “La habitación estaba a la derecha, la cocina a la izquierda”, indicaba una compañera de las chicas, explicando la estructura de la vivienda. Los equipos de rescate se convirtieron en algunos casos en “los ángeles custodios” de los vecinos, como comentaba una señora que había sido rescatada mientras intentaba consolar a una vecina que no sabía dónde estaba un pariente.

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