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Mucha familia «ataca» al corazón femenino

sábado, 20 de diciembre de 2008 , Posted by Agencia la Voz at 11:37

La salud cardiaca de la mujer empeora si, además de con su pareja, convive con sus padres, suegros o hijos. La del varón, no.


EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Ser muchos de familia en casa puede tener ciertas ventajas, pero también inconvenientes. Al menos, para la salud cardiovascular de las jefas del hogar. Un estudio japonés ha demostrado que residir en una morada multigeneracional, es decir, habitada por el esposo, los padres o los suegros, y los hijos, puede duplicar o triplicar el riesgo de enfermedad cardiaca de la esposa.

Al parecer, la razón reside en un incremento del nivel de estrés al hacerse ésta cargo de múltiples tareas. Lo llamativo es que la salud del marido no se ve afectada por la aglomeración familiar, si bien es cierto que, al contrario de lo que le ocurre a su compañera, su cota de estrés tampoco sufre cambios.

Tipos de hogares
La investigación, cuyos resultados recoge la revista Heart, se propuso analizar cuál es el impacto de la estructura familiar sobre la salud. Estudios previos han demostrado que las personas casadas presentan mejor estado físico que las solteras que viven solas. El efecto protector del matrimonio se atribuye, entre otras cosas, a una mejor economía y apoyo social.
Del mismo modo, se ha visto que pertenecer a un hogar monoparental en el que el cabeza de familia sea la mujer repercute en una peor salud de la madre y del hijo. En este caso, el motivo parece ser el mayor estrés asociado a una situación de penuria económica.

Pero pocos estudios han explorado qué ocurre cuando varias generaciones comparten el mismo techo, algo habitual en la sociedad nipona y, también, en la española, si bien cada día con menor frecuencia. Como explican los autores, se creía que esta convivencia múltiple podía tener un efecto mixto. Por el lado de los beneficios, estarían un mayor apoyo social y la posibilidad de delegar ciertas tareas de cuidado. Por el lado de los perjuicios, una mayor fuente de estrés.
En el caso particular de las mujeres, otros trabajos japoneses han analizado cómo influye la convivencia familiar en los hábitos de vida: las féminas tienden a ser más sedentarias, aunque también consumen menos tabaco y alcohol, al parecer, porque los parientes ejercen un efecto de control social. Y un dato a añadir, al igual que ocurre en España y en otros países avanzados, en Japón se produce el fenómeno de la doble jornada.

Es decir, el derivado de la incorporación progresiva de la mujer al mundo laboral con horarios de jornada completa y el hecho de que las tareas domésticas sigan recayendo mayoritariamente en ellas.
Con el fin de profundizar en estas cuestiones, se siguió durante cerca de 11 años a un grupo de más de 90.000 hombres y mujeres de Japón, de edades comprendidas entre los 49 y 69 años. Se les sometió a cuestionarios sobre su estilo de vida, ocupación profesional, nivel de estrés percibido y estructura familiar. Sus datos médicos se registraron en 78 hospitales que participaron en el trabajo. Durante la investigación se diagnosticaron alrededor de 700 casos de enfermedad coronaria y 339 muertes cardiovasculares, así como más de 6.000 por todas las causas.

El análisis reveló diferencias entre hombres y mujeres respecto a los hábitos de vida y el estado de salud. Se confirmó que las féminas que vivían en hogares multigeneracionales fumaban y bebían menos. En el caso de los hombres, no era así. También se comprobó que, en comparación con las parejas que residen solas, las mujeres que cohabitan con varios parientes están más estresadas. Ellos, en cambio, no. En lo que sí coincidían ambos sexos era en una mayor tendencia al sedentarismo según se añaden miembros al hogar.
Al final, se comprobó que compartir casa con el esposo, los padres o suegros y los hijos duplica o triplica el riesgo de enfermedad cardiaca en las mujeres en comparación con aquellas a las que sólo les acompaña un marido. Pero, aún prescindiendo de los abuelos, vivir con el esposo y los hijos duplica las probabilidades de desarrollar una patología coronaria respecto a las casadas que no tienen descendencia.

Cuantos más, peor
En cualquier caso, el efecto pernicioso de la familia no llega al extremo. El riesgo de mortalidad de origen cardiovascular asociado al hogar multigeneracional no es superior al de aquellos en los que sólo reside el matrimonio. Es decir, que aunque tener muchos en casa favorece enfermar, no parece que empeore el pronóstico una vez que la dolencia se desarrolla. Tal vez porque, cuando enferman, estas mujeres tienen mayores posibilidades de recibir ayudas de sus compañeros de piso.
Los investigadores ofrecen una posible explicación sobre el efecto deletéreo de la convivencia familiar sobre la salud cardiaca de la mujer. Por un lado, se ha asociado en otras investigaciones a una mayor probabilidad de desarrollar un estilo de vida insano, con mayor tendencia al tabaquismo y al consumo de alcohol (algo que no se cumplió en la muestra japonesa), y a una respuesta exagerada al estrés en la que intervienen mecanismos hormonales que exacerban otros factores de riesgo cardiovascular conocidos, como la hipertensión, la diabetes, la aterosclerosis... Éste podría ser el caso, según reza el artículo, cuyos autores invitan a las autoridades sanitarias a que tomen nota, máxime teniendo en cuenta la creciente participación femenina en el mundo laboral y el rápido envejecimiento de la población.

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