Teniendo en cuenta que los escaños que ha perdido el partido en el Congreso son los de sus miembros moderados, todo parece indicar que la batalla por el poder en el partido la ganará el ala más conservadora.
Tal como están diseñadas las circunscripciones electorales, es más probable que la mayoría de los congresistas republicanos en el próximo ciclo electoral tengan que abordar un desafío más duro en las primarias internas, que en sus contiendas posteriores con los demócratas. Es decir, que la mayor amenaza a sus escaños llegara desde la derecha, no desde el centro, por lo que sería lógico y racional que su oposición a Obama fuera contundente e ideologica.
Si la experiencia en el Reino Unido –país donde también había un partido conservador hegemónico que perdió el poder ante un joven renovador en 1996- puede servirnos como modelo, los republicanos se escorarán a la derecha, y deberán perder varias elecciones antes de entregarse a los brazos del David Cameron de turno.