Hay una desazón superior en las filas socialistas ante el futuro. La anunciada macro-manifestación del 17 de octubre en contra de este proyecto y a favor de la vida se está preparando con gran movilización de personas y medios: va a ser todo un pulso.
Antes y después de la manifestación, la opinión pública va a debatir día a día esta iniciativa sectaria de ZP, que es lo que es: recién reelegido, vio que era el momento de sacarla adelante porque no encontraría apenas contestación, pero se ha equivocado. Sin embargo, ZP ha difuminado cualquier oposición de entidad en su partido, y no hay quien le tosa ni ose llevarle la contraria.
Hasta el 7-J, existía la impresión de que sólo si ZP veía un coste electoral considerable podría pararlo, pero todo ha cambiado tras el 7-J. Él sabe que nunca ha estado tan debilitado desde que está en el poder. Y está comprobando que, por ganarse el voto de izquierdas, puede perder votos de habituales votantes socialistas por este proyecto disparatado de Ley del Aborto.
Este proyecto genera rechazos en casi todos los sectores. Sobre todo, en unos momentos en que los ciudadanos desean que se resuelva el problema principal, el paro y la penosa forma de abordar la crisis económica que sigue exhibiendo el Gobierno.
El pasado martes no se paralizó este proyecto, pese a la propuesta de Carlos Salvador, diputado de Unión del Pueblo Navarro, apoyada por el PP con la única fisura de la diputada Celia Villalobos, que se abstuvo. Villalobos ha dicho que se debió a un error. Vamos a creerle: atentos a la próxima votación.
En esa votación, un dato es revelador: de no ser por los seis votos de diputados de CIU y de seis votos del PNV, hubiera salido adelante la propuesta de Carlos Salvador, y se hubiera frenado este proyecto. Deberían reflexionar ambos partidos, porque en numerosas ocasiones se han expresado a favor de la vida. Parte de sus votantes pueden castigar esta postura.
En esa misma sesión del Congreso se aprobó la propuesta de ERC de suprimir los ministerios de Cultura, Vivienda e Igualdad. Sí, el ministerio que ahora tramita el proyecto de Ley del Aborto, al frente del cual figura la inexperta e imprudente Aído. ZP ha de ir pensando: eliminar el ministerio de Igualdad puede justificar que el proyecto sea aparcado en la práctica, sin dar la sensación de que el PP le ha ganado la batalla ni que el 17-O le tumba este proyecto. Simplemente, ha de echar mano de la calculadora electoral, ante unas más que previsibles elecciones anticipadas.
Si ZP tiene valor, que convoque un referéndum sobre la vida y este proyecto de Ley del Aborto. Comprobaríamos el divorcio existente entre ciudadanos y diputados. Y tampoco está claro que Elena Salgado aporte votos al PSOE al descalificar a la Iglesia, diciendo que "no sabe, como siempre, cuál es su lugar", por recordar una vez más la doctrina sobre el aborto, o José Blanco llamando hipócrita a la Iglesia. Quieren asustar a la Iglesia, ridiculizarla y callarla.
¿Y si empieza a ser cierto que los valores dan o quitan votos en España? Sería una gran noticia.