Nueva York-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Lo primero que hizo Lewis Fontaine, de 37 años, nada más levantarse el pasado miércoles fue consultar en internet los resultados del referéndum del estado de Maine sobre el proyecto de ley del matrimonio entre personas del mismo sexo. Cuando vio el resultado en contra de la propuesta avisó a su novio, con el que vive desde hace diez años. Fontaine admite a LA RAZÓN que «estamos muy enfadados.

Esto es horrible. El sábado tenemos una cena con unos amigos y lo primero de lo que hablaremos será de esto», pronostica mientras reconoce que este fracaso también podría ser un revulsivo. Muchos activistas en la comunidad gay buscan opciones para sacar adelante el que consideran que es un derecho civil legítimo y que equiparan a los matrimonios interraciales, mientras se preguntan por qué el presidente Obama no hizo campaña por ellos de la misma manera que apoyó a los candidatos demócratas en Nueva Jersey y Virginia. El periodista Michael K. Lavers, que cubre asuntos de LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) para la revista EDGE y otras publicaciones, explica a LA RAZÓN que «acusan a Obama porque hay que encontrar culpables. A mí, lo que más me sorprende es el resultado. Seis puntos de ventaja es demasiado -el 52,8% del electorado votó en contra y el 47,2% a favor-. Si esto pasa en la zona de Nueva Inglaterra, que es la más liberal del país, no quiero ni pensar qué puede salir en estados como Mississippi, Alabama o Florida», afirma antes de admitir que se han depositado demasiadas expectativas en Obama. «La gente le veía como si fuese el Mesías. Creo que hay que llevar esta cuestión a Washington», indica Lavers, que invita a la reflexión de estos resultados. Fontaine se muestra preocupado porque «si Obama no saca esto adelante el primer año de su mandato, no creo que lo vuelva hacer. Pero, tampoco estoy muy decepcionado. Sabía que iba a contar con nuestro voto de todas formas en las elecciones presidenciales porque no íbamos a respaldar a McCain. Y no nos va a apoyar públicamente porque estas cuestiones son muy controvertidas», se resigna Fontaine, que propone también un cambio de estrategia, pero más agresivo. «Formamos parte de la sociedad, pero no se reconocen nuestros derechos. Eso sí, nadie nos pregunta con quién dormimos cuando hacemos la declaración de Hacienda. Hasta ahora nos han dicho que teníamos que dejarnos ver y hacer una campaña de concienciación, pero esto no funciona», señala. El congresista demócrata Bernie Frank, uno de los políticos homosexuales más influyentes, es uno de los que apuesta por esperar a reivindicar sus derechos, ya que entiende que hay otras cuestiones a las que se debe dar prioridad, como la crisis económica o la reforma sanitaria. Pero esta apuesta ha provocado que surjan otras figuras entre los activistas que piensan que se debería cambiar de estrategia. De momento, las próximas batallas están en Nueva Jersey y Nueva York, donde sus salientes gobernadores demócratas han presionado a los legisladores para que aprueben leyes que reconozcan el matrimonio entre personas del mismo sexo. También en California, donde en 2012 se intentará revocar la prohibición del pasado noviembre.