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La violencia en toda Cisjordania entre colonos israelíes y palestinos, no ha perdonado a la ciudad santa

domingo, 24 de mayo de 2009 , Posted by Agencia la Voz at 0:38


ISRAEL-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La intensificación continua de la violencia en toda Cisjordania entre colonos israelíes y palestinos, no ha perdonado a la ciudad santa. Jerusalén está así nuevamente en el centro de la atención y el enfrentamiento sobre su status futuro ha vuelto inevitablemente a encenderse. Israelíes y palestinos se disputan históricamente la ciudad y, por lo tanto, comprender cual puede ser el destino de Jerusalén nos podría ayudar a conocer cual podrá ser el futuro de todo el proceso de paz medio oriental.


Demoliciones, asentamientos y revocación de la residencia - El pasado mes de marzo se divulgó un informe secreto de la Unión Europea que acusaba abiertamente al gobierno israelí de ocupar gran parte de Jerusalén Este. Los datos citados dentro de la relación, datada el uno de diciembre de 2008, aparecen efectivamente incontrovertibles. Desde 2004 a día de hoy, se habrían demolido unas 400 casas (mientras que otras miles de órdenes de demolición están a la espera de ser ejecutadas) y sólo se habría concedido 200 permisos de construcción sobre una superficie equivalente al 12% del total del territorio urbano potencialmente edificable reservado a los árabes. Según el informe europeo, desde 2007 se habrían presentado casi 5.000 proyectos de nuevas unidades habitables israelíes y 3.000 de estos han obtenido hasta ahora la autorización. Israel estaría preparando la construcción de unas 3.500 nuevas unidades habitables (por un valor total de unos 200 millones de dólares) dirigidas a crear una línea habitada continua, partiendo de tal modo la continuidad entre la parte árabe del Este de Jerusalén y Ramala, entre el ya existente asentamiento de Ma’ale Adumim y Jerusalén Este. En base a un comunicado de prensa del 6 de abril de 2009 por la organización israelí ICHAD, acrónimo en inglés del Comité contra las demoliciones de casas, el Ayuntamiento de Jerusalén estaría gastando más de 200.000 euros con el fin de fotografiar diferentes barrios de de la ciudad para monitorizar las actividades de construcción en su interior. Desde comienzos de año, unas 20 casas habrían sido demolidas en la zona árabe de la ciudad santa. Por falta de licencia de construcción, en 2009 está previsto otras 80 demoliciones sólo en el barrio de al-Bustan. Otros mil palestinos peligran por lo tanto con quedarse sin casa. Según los datos del ICHAD, la municipalidad de Jerusalén habría previsto además el derribo de más de 180 casas en el barrio de Silwan, Ras Khamis, Beit Hanina y otras pequeñas villas. En realidad, la Convección de Ginebra prohibirla a una potencia ocupante, en este caso Israel, destruir bienes inmobiliarios del ocupado, a menos que tales demoliciones no sean consideradas como extremadamente necesarias desde un punto de vista militar. Por tal motivo, es necesario recordad que cerca del 65% de las operaciones de demolición llevadas a cabo son de carácter puramente militar y que permite evitar en muchos casos la citada prohibición.
Los datos ofrecidos por las asociaciones no gubernativas parecen aún elocuentes. Según las cifras publicadas por la ONG israelí B’Tselem, desde 1999 a agosto de 2008, se habrían derrumbado 688 edificios árabes, de los que 562 serían por orden directa del Ayuntamiento y los restantes 126 por indicación del Ministerio del Interior. En consecuencia, desde 2004 a 2008 serían 1.399 los palestinos sin hogar. La asociación palestina al-Aqsa ha denunciado, en cambio, en 2008, la confiscación de unos 36 terrenos y la demolición de 58 entre casas privadas y estructuras. Según la propia organización árabe, habrían sido publicados bandos para la construcción de 1.931 unidades habitables destinadas a alojar a 6.750 colonos, mientras que los proyectos para la construcción de nuevos inmuebles para albergar a otros 19.000 son 5.431. En el estado actual, se habrían confirmado unas 2.470 unidades habitables. Tal planificación, unia a otros proyectos aún en fase de idea, garantizaría la instalación en el lugar de más de 117.000 colonos israelíes que tendrían que reequilibrar así la presencia palestina, que representa el 34% del total de los residentes. En Jerusalén Este están actualmente presentes unos 190.000 colonos israelíes. Otras fuentes palestinas denuncian también las confiscaciones a causa de la construcción del muro de separación, a causa del cual el 20% de las familias residente en Jerusalén Este habrían visto sus propios terrenos expropiados. A día de hoy, Israel habría logrado apropiarse del 86′5% del área total de Jerusalén Este.
Pero la silenciosa guerra de Jerusalén se combate también a golpes de burocracia. La demolición de casas y la confiscación de terrenos no son las únicas prácticas realizadas por el Estado israelí para aumentar los espacios destinados a la construcción de los asentamientos. Según la organización Palestine Monitor, desde 1967 a 2006, Israel habría revocado el derecho de residencia a unos 8.269 palestinos, los cuales habrían perdido consecuentemente cualquier derecho al acceso de los servicios sociales, a la residencia en el lugar y a los desplazamientos dentro del territorio israelí. Los ciudadanos residentes en Jerusalén tienen, de hecho, los mismo derechos y deberes como cualquier ciudadano israelí, e incluso desprovistos de pasaporte y sin posibilidades de participar en las elecciones nacionales, pueden vivir, trabajar y viajar sin sufrir restricciones. Además, son llamados a las urnas regularmente en las elecciones municipales. Privarlos por lo tanto de residencia significa anular de hecho estos derechos.
El caso de Ma’ale Adumim - Entre todos los planes de expansión, uno debe ser analizado con particular atención. Sobre mediados del pasado mes de abril, el Gobierno israelí ha aprobado un plan de expansión de la colonia de Ma’ale Adumim. En las intenciones del Gobierno israelí está construir 6.000 nuevas casas en los 12 millones de metros cuadrados de tierra que separan Ma’ale Adummim de la colonia de Kedar, ya unificada tiempo atrás en el asentamiento de Etzion y actualmente habitada por más de 800 colonos, permitiendo así la instalación de 25.000 nuevas unidades. Ambos asentamientos vendrían literalmente dividido por un muro de separación. En este modo, la continuidad territorial entre Jerusalén y los territorios palestinos estaría partida definitivamente, garantizando una zona plenamente unificada y bajo la total jurisdicción israelí. Para estar operativo el plan, debe aún recibir la aprobación del actual ministro de Interior, Eli Yishai, histórico líder del partido Shas. El nihil obstat debería llegar, por lo tanto, a corto plazo.
Las reacciones palestinas han sido obviamente muy duras. El primer ministro en el cargo de Cisjordania, Salam Fayyad, ha declarado que tal maniobre peligra con hacer explotar a toda la región, mostrándose seguro de que las acciones israelíes harán aumenta aún la tensión. Sin embargo, Abu Mazen ha declarado congelada cualquier forma de negociación hasta que Israel no acabe definitivamente con sus proyectos de expansión. Por el resto, a pesar de las diferencias con Hamás, también Abu Mazen ha declarado a menudo que Jerusalén deberá ser necesariamente la capital del futuro estado palestino: por lo tanto, ninguna paz sin Jerusalén como capital.
También son duras las reacciones del mundo occidental. El documento final del foro de los diez países del Mediterráneo Occidental, mantenida en Córdoba el pasado mes de abril, daba una invitación clara a Israel para que cesara todas las actividades de asentamiento que puedan dañar permanentemente el status de Jerusalén. También a la Casa Blanca parece que no le ha agradado las recientes maniobras del gobierno de Netanyauh y el entrono cercano al presidente Obama ha expresado pesantes críticas. No es por casualidad la voluntad del presidente americano de llegar a una pacificación real del conflicto podría haber empujado al gobierno israelí a acelerar el proceso de expansión de Ma’ale Adumim antes de que se establezca cualquier negociación que pueda invalidar su realización. Además, uniendo los dos asentamientos, los planes de ampliación de Ma’ale Adumim serían presentados como proyectos para expansión interna a las colonias y no en nuevos territorios.
La violencia interreligiosa: la mezquita de al-Aqsa y la presencia cristiana - Pero Jerusalén no es objeto de disputa sólo en los temas estrictamente urbanísticos, sino por ser la cuna histórica de las tres grandes religiones monoteístas y, en consecuencia, ha sido y continúa siendo teatro de disputas de carácter confesional. Las tensiones más encendidas se enmarcan en las relaciones entre musulmanes y hebreos, pero tampoco hay que infravalorar los desencuentros entre estos últimos y la minoría cristiana.
Entre hebreos y musulmanes se reaviva periódicamente por la histórica diatriba que afecta a la explanada de la mezquitas, donde se encuentra precisamente al-Aqsa. El lugar, símbolo de la resistencia palestina, con su cúpula de roca también es uno de los lugares sagrados de la religión islámica y por estos motivos es considerada como un objeto extremadamente sensible. Las tensiones más recientes se han dado con las búsquedas arqueológicas israelíes que están realizándose en la zona de Jerusalén Este, excavaciones que pretendían de redescubrir la antigua ciudad bíblica de Siloé. Los enfrentamientos, todavía más violentos tuvieron lugar algunos años atrás, en 2007, cuando el gobierno israelí decidió proseguir las excavaciones en la Puerta de los Magrebíes, al abrigo de la mezquita de al-Aqsa. Las denuncias palestinas y de todo el mundo islámico acusaban a la Knesset, el parlamento israelí, de querer “hebreizar” Jerusalén, borrando sistemáticamente de la ciudad todo edificio posterior al 1700, eliminando así la presencia árabe e islámica en la zona. Según las propias fuentes árabes también estaría en proceso de transformación de áreas históricas como Silwan, donde se querría crear un centro de atracción turística completamente basado en la naturaleza hebrea del lugar. Además, a lo largo de 2008 y también en los primeros meses de este año, se ha han verificado constantes provocaciones por parte de los extremistas hebreos, que de manera reciente han inaugurado una sinagoga a sólo 50 metros de la mezquita de al-Aqsa. La gota que podría hacer colmar definitivamente el vaso podría ser la posible reapertura del túnel en la tierra por debajo de la mezquita de al-Aqsa, donde se pretende crear una galería de unos 200 metros, siempre con objetivos turísticos.
Distinta, pero no por esto más tranquila, es la relación entre la mayoría hebrea y la minoría cristiana y no parece ni siquiera idílica la convivencia entre católicos, protestantes, ortodoxos y coptos, y recientemente se han dado episodios de tensión entre estos grupos. Lugar simbólico del cristianismo en esta ciudad es el santo sepulcro donde, según las creencias cristianas, se conservaría la piedra sobre la que fue depositado el cuerpo de Cristo. Justo esta zona es motivo de tensiones entre las distintas partes. Durante las últimas celebraciones de los ritos de Pascua, las fuerzas de seguridad israelíes impidieron el libre acceso a la zona por quinto año consecutivo, instituyendo una serie de puntos de control en la zona que rodea la iglesia. Por otro lado, la prensa israelí ha denunciado las violentas prácticas realizadas por jóvenes ultraortodoxos, incluso en relación con los cristianos. Según la autorizada cabecera periodística israelí Haaretz, estaría difundida la costumbre de vilipendiar a los monjes, hermanos y fieles con injurias, ofensas y escupiéndoles. Esta práctica aparece como consuetudinaria y las autoridades cristianas locales han señalado diversas veces lo sucedido, denunciando también el culpable silencio de las autoridades políticas y religiosas. Las declaraciones del arzobispo Attalah Hana ayudan a comprender mejor la situación: “Después de los musulmanes, sabemos que serán los cristianos quienes reciban el mismo tratamiento”. Debido al creciente clima de intolerancia, muchos cristianos han decidido abandonar la ciudad. Los que han preferido quedarse en Jerusalén no viven en condiciones fáciles. Cerca del 60% de los hombres se encuentran parados y las habitaciones resultan, habitualmente, sobrehabitadas.
La tensión se eleva - El cuadro presentado en los párrafos precedentes sólo ha podido llevar a una inevitable alza de las tensiones entre los muros de la ciudad santa. La violencia mental o física, sea como sea, siempre trae más violencia. Entonces, durante todo 2008 se siguieron una serie de preocupantes atentados dirigidos principalmente contra las fuerzas de seguridad israelíes. El 2 de julio, Jossa Dwayyat lanzó su tractor a lo largo de una calle central de Jaffa, matando a 3 transeúntes. El 22 del mismo mes, una excavadora atravesó las calles de Jerusalén sembrando el pánico. El 6 de marzo de 2008, un palestino abrió fuego en una escuela rabínica de Jerusalén, matando a 10 personas e hiriendo a otras tantas. El 22 de septiembre, un palestino que conducía un coche lo estrelló contra un grupo de militares israelíes, situados en una de las calles de Jerusalén Este, hiriendo a una quincena. Pocos días después, un joven palestino armado con un puñal probó, sin éxito, a agredir a los paseantes hebreos en la ciudad vieja. El año 2009 no ha sido mejor. El 5 de marzo, un palestino se puso a los mandos de una excavadora, sembrando el pánico en el centro de Jerusalén, estrellándose contra un autobús, afortunadamente, vacío. El 2 de abril de 2009, algunos palestinos penetraron en la sede de Etzion matando a un chico de 13 años. El 18 de abril de 2009, un palestino conduciendo su coche atropelló, según fuentes de la Policía, deliberadamente a dos militares israelíes, causándoles graves heridas.
También se intensifica la violencia entre colonos y palestinos, tanto que son diarias las denuncias, a ambos lados, de violencia perpetua, tanto en varios asentamientos como en la mayor parte de las casas, en los pueblos palestinos. En general, parece que la tensión esté creciendo en toda Cisjordania. En especial, parece que el nuevo frente de la revuelta y de la sublevación ya no esté sólo representada por los palestinos que viven en los territorios ocupados, sino de los árabes-israelíes, con residencia regular en el Estado de Israel, convertidos en protagonistas con acciones violentas. Todos los susodichos atentados han sido realizados por personas insertadas normalmente en la sociedad israelí, provistos con carné de identidad israelí y ciudadanos plenos de Israel. Las estadísticas oficiales gubernativas parecen confirmar dicho fenómeno. Desde 2000, año del comienzo de la Segunda Intifada, a 2005, sólo 270 árabes residentes en Jerusalén Este estaban envueltos en actividades terroristas, un porcentaje irrisorio considerando la intensidad de la revuelta popular. En 2005, fueron 9 los residentes en Jerusalén Este arrestados por actividades terroristas. En 2006, el número ascendió a 61, mientras que en 2007 hubo una pequeña disminución con sólo 37 arrestos. El pico se registró en 2008, cuando a mitad del año ya se habían registrado 71 detenciones. Existe una mayor preocupación por el hecho de que todos estos intentos criminales hayan sido fruto exclusivo de una voluntad personal y, de hecho, excepto en algunos casos, ningún grupo organizado ha reivindicado los hechos. Este factor añade un un carácter imprevisible absoluto con respecto al futuro próximo y sólo sirve para alzar la tensión. Por otro lado, parece que las franjas internas del movimiento nacionalista Fatah se estén organizando independientemente de las directivas del partido, para reactivar diversos proyectos de atentados que podrían volver a llevar la sangre y el terror a la ciudad.
El futuro de la ciudad y de los residentes árabes - El equipo de gobierno, presentado el pasado mes de abril por parte del nuevo primer ministro Netanyahu, hace entender como Israel intenta continuar en su política de expansión y ampliación de las colonias en Jerusalén y en toda Cisjordania. No es una excepción que actualmente el partido Shas, la derecha religiosa ortodoxa sefardí, haya ocupado dos ministerios fundamentales. El ya citado Eli Yisahi recibió el encargo del ministro del Interior, además de viceprimer ministro, mientras que su colega de partido Ariel Atias fue nombrado responsable de la cartera de Construcción, por lo que tendrá la posibilidad de gestionar directamente la cuestión de los asentamientos, tanto en Cisjordania como en Jerusalén Este. El partido Shas es un apoyo histórico de los colones y en 2008 se dijo a favor de la expansión de los asentamientos en Jerusalén, como modo de cortar la influencia árabe en la ciudad. Otro ejemplo es que gran parte de la campaña electoral del partido ultraortodoxo estuvo centrada en dichas temáticas y por lo tanto, es de esperar que, aunque no totalmente, las maniobras del partidos se dirijan a las frases del período pre-electoral. Por otro lado, no hay que olvidar que el Shas siempre se mostró extremadamente reticente e intransigente en la cuestión de Jerusalén, considerada como capital eterna e indivisible de Israel. De hecho, la condición puesta por la formación de derecha para entrar a formar parte del nuevo Ejecutivo fue la de excluir Jerusalén de los futuros procesos de paz. Citando a Eli Yishai: “Jerusalén no está en venta”. Con objeto de poder controlar mejor las maniobras gubernamentales con respecto a la ciudad santa, parece muy probable que el Shas presente un candidato de prestigio para las elecciones municipales de noviembre de 2009 y algunas filtraciones parecen traer el nombre de Aryeh Deri. Tras los convincentes resultados obtenidos a nivel nacional no se puede excluir que el hecho se repita también a nivel local y, en especial, en el propio Jerusalén. Algunos sondeos efectuados en los últimos años remarcan la ideología propugnada por el partido ultraortodoxo. Según el Instituto de Jerusalén para Estudios de Israel una clara mayoría de los hebreos israelíes (el 92% en 2007 y el 95% en 2006) sostiene que sea de vital importancia mantener una amplia mayoría hebrea en Jerusalén, mientras que el 62% de los encuestados sostiene que los asentamientos de Ma’ale Adumim y de Gush Etzion contribuyen a la fuerza de Jerusalén.
Entonces, parece lícito preguntarse cuál será el futuro de los residentes árabe-israelíes presentes en la ciudad. Las futuras políticas no parecen prepararse para un mañana mejor y corren el riesgo de empeorar la ya difícil situación. Actualmente, casi el 60% de las casas árabes no se encuentra dotado de un sistema de alcantarillado, meintras que más de la mitad de la red hidráulica necesita manutención así como las carreteras y los parques públicos. No existe un servicio regular de correos y no existe ni tan siquiera un sistema organizado de recogida de residuos. La ciudad vieja es el área con mayor densidad demográfica, con cerca de 29.520 habitantes árabes, correspondientes al 17% del total de la población de Jerusalén Este. En el barrio musulmán, la densidad media es de 470 personas por hectárea con muchas casas de sobrehabitación, es decir, que más del 30% de los residentes árabes tienen una densidad de cerca de tres personas por habitación. En total, hay 290.000 residentes árabes en Jerusalén Este en posesión de una tarjeta de identidad azul y representan el 32% de la población total. Según los institutos de investigación israelíes, en el transcurso de la última década, la tasa de crecimiento de la población árabe de Jerusalén ha sido el doble con respecto a la de la población hebrea. Desde 1967, la población árabe aumentó un 257%, mientras que la hebrea lo hizo en un 140% y en 2020, las previsiones hablan de que los árabes constituirán el 40% de la población de Jerusalén. En base a dichas previsiones, parece difícil creer que el 40% de la población acepte vivir en las condiciones expuestas anteriormente y parece improbable que subsista sin reacción ninguna política del gobierno central.
Conclusiones - Desde hace 40 años, Jerusalén está en el punto de mira israelí y de las esperanzas palestinas. Ningún acuerdo de paz parece poderse alcanzar sin un entendimiento sobre el futuro estado de la ciudad santa. Para los palestinos, Jerusalén es la última carta a jugar en la mesa de las negociaciones y no parece que cedan si no obtienen a cambio una contrapartida sustancial. Por el momento, Israel no parece tener intenciones de abrir el diálogo y sólo fuertes, pero improbables, presiones internacionales podrían obligar al Estado hebreo a volver a pensárselo. Mientras tanto, la tensión en el interior de los territorios se hace más fuerte con el paso del tiempo y los enfrentamientos entre colonos y palestinos ya son habituales. Parece que se acerca el tiempo para una vuelta de la violencia a gran escala y parece que se esté esperando sólo a la gota que colme el vaso.

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