El sacerdote había comenzado su sermón diciendo que se sentía muy desilusionado ante la noticia de que Daniel Chege Gichia y Charles Ngengi, ambos kenianos, se habían unido civilmente en Londres el pasado 17 de octubre, una consideración que no pareció contrariar a la congregación.El descontento empezó cuando el sacerdote católico ‘acusó’ a las mujeres de ser las responsables de que algunos hombres estén prefiriendo emparejarse con otros hombres, al haberse vuelto ‘demasiado complicadas y poco atractivas‘ y al no proporcionar ‘lo que Dios quiere que [la mujer] aporte al matrimonio’, lo que habría frustrado a los hombres, ‘llevándoles a probar entre ellos para ver si así obtienen el gozo que viene con el matrimonio‘.Algunas mujeres le respondieron que ‘el problema no estaba en ellas, sino en los hombres’. El sacerdote, lejos de amilanarse, respondió que tenían que ser ‘más devotas y femeninas’. ‘Los hombres ya nos os ven como algo útil -continuó el religioso-. Habéis renunciado a la tarea que Dios os encomendó’.A continuación prosiguió su homilía con un llamamiento a la responsabilidad que tienen los padres de educar a sus hijos ‘en lo que está bien’, ya que ‘la mayoría de los pecados que se manifiestan en un adulto comienzan durante la infancia y los padres contribuyen a ellos inmensamente’.