Después de entrar a detallar que los países de Asia Central están fuertemente ligados a gobiernos islamistas, el artículo explica que “con frecuencia surgen enfrentamientos entre la comunidad musulmana y otras comunidades religiosas”. Se cita, por ejemplo a Kirguizistán, donde “protestantes, baha´is, testigos de Jehová y hare Krishna tienen muchas dificultades para enterrar a sus muertos según sus propios rituales”. Esta falta de derechos para los no musulmanes demostraría “la incapacidad de los gobiernos para proteger los derechos de las minorías religiosas”. Incluso, sigue el informe, “es muy probable que los funcionarios públicos estén interesados en la existencia de tales enfrentamientos, ya que estos conflictos le ofrecen al gobierno la excusa perfecta para ejercer un estricto control de la sociedad”.

ABUSOS GUBERNAMENTALES

Como ejemplo de la situación, el informe expone la situación momentánea de la libertad de conciencia en varios países. En Kazajistán se dan incursiones continuas contra las minorías religiosas, y varios intentos de confiscar sus casas. En Kirguizistán, una nueva ley religiosa ha impuesto “serias restricciones” a la libertad religiosa. Por ejemplo, “prohíbe que los niños se impliquen en organizaciones religiosas”. Además, es difícil celebrar entierros no musulmanes. En Tayikistán, se espera la aprobación de una nueva ley religiosa que restringirá radicalmente la libertad de conciencia. Entre otras medidas, “obligará a obtener permiso para producir, importar, exportar, vender y distribuir toda literatura religiosa”. Además, siguen las amenazas de demoler iglesias”. Otro país en el que hay un “hostigamiento contra los creyentes activos” es en Turkmenistán. Allí, las autoridades prohíben también a las iglesias la celebración de “reuniones abiertas”. En la misma región, el gobierno de Uzbekistán ha prohibido toda actividad religiosa no inscrita en el registro público. Además, se da un uso frecuente de las torturas contra presos, entre los cuales hay también cristianos. En Azerbaiyán, denuncia el informe, el gobierno también está “decidido a mantener el poder y el control de la sociedad a cualquier precio”, incluyendo en este control a las distintas comunidades religiosas. El discurso a favor de la “tolerancia religiosa” o el “diálogo interreligioso” sólo sirve “para camuflar la represión”. Sobre todo, en el norte del país se está dando un “hostigamiento” contra los cristianos, desde hace “hace más de dos décadas”. Siguen allí los ataques de la policía contra las minorías religiosas. Así pues, la EEA insiste en la necesidad de denunciar públicamente los abusos que se están dando contra los derechos de cristianos y otras minorías religiosas en países de Asia Central.