La violación como arma de guerra
martes, 27 de enero de 2009
, Posted by Agencia la Voz at 1:13
MADRID.-( AGENCIALAVOZ.COM ) Tienen consecuencias devastadoras para la víctima y sus allegados y, desde 1994, están consideradas como un crimen por el Tribunal Internacional de Crímenes contra la Humanidad, pero las violaciones en tiempos de guerra siguen siendo habituales, ante la impasibilidad de la comunidad internacional que cierra los ojos al problema.
Lo denuncia un revelador editorial de la revista 'PLoS Medicine', que afirma que "la violación no es una consecuencia inevitable e indeseable de la guerra, sino una táctica bélica de lo más destructiva".
Tan sólo en el conflicto que desde 1991 se vive en la República Democrática del Congo han sido violadas más de 500.000 personas, en su mayoría mujeres y niñas, aunque algunos hombres tampoco se han librado del trance. Tras descubrir los "campos de violación" donde las chicas eran esclavizadas en los territorios de la extinta Yugoslavia y después de conocer el genocidio de Ruanda, donde otro medio millón de mujeres sufrieron violaciones sistemáticas, los líderes mundiales lo reconocieron con un problema internacional.
Tan sólo en el conflicto que desde 1991 se vive en la República Democrática del Congo han sido violadas más de 500.000 personas, en su mayoría mujeres y niñas, aunque algunos hombres tampoco se han librado del trance. Tras descubrir los "campos de violación" donde las chicas eran esclavizadas en los territorios de la extinta Yugoslavia y después de conocer el genocidio de Ruanda, donde otro medio millón de mujeres sufrieron violaciones sistemáticas, los líderes mundiales lo reconocieron con un problema internacional.
No obstante, las violaciones masivas han seguido produciéndose en recientes conflictos como los de Bangladesh, Burma, Colombia, Liberia, Sierra Leona y Somalia.
"Esta pandemia de violencia sexual es obscena y extremadamente salvaje", escribe en las páginas de 'PLoS' Stephen Lewis, ex enviado especial de la ONU para luchar contra el VIH en África y que ha visto con sus propios ojos algo que sólo puede definir como "feminicidio".
El doctor Denis Mukwege, fundador del hospital Panzi, al este del Congo, trata cada día a más de una decena de mujeres que han sobrevivido a la brutalidad de una violación. "Es la monstruosidad del siglo", dice convencido. Y, lo peor, afirma el editorial, es que se desarrolla con total impunidad y es constantemente ignorado por las autoridades.
De hecho, la revista recoge que el Tribunal Penal Internacional olvida en demasiadas ocasiones incluir los cargos de violencia sexual a la hora de juzgar crímenes de guerra.
"Esta pandemia de violencia sexual es obscena y extremadamente salvaje", escribe en las páginas de 'PLoS' Stephen Lewis, ex enviado especial de la ONU para luchar contra el VIH en África y que ha visto con sus propios ojos algo que sólo puede definir como "feminicidio".
El doctor Denis Mukwege, fundador del hospital Panzi, al este del Congo, trata cada día a más de una decena de mujeres que han sobrevivido a la brutalidad de una violación. "Es la monstruosidad del siglo", dice convencido. Y, lo peor, afirma el editorial, es que se desarrolla con total impunidad y es constantemente ignorado por las autoridades.
De hecho, la revista recoge que el Tribunal Penal Internacional olvida en demasiadas ocasiones incluir los cargos de violencia sexual a la hora de juzgar crímenes de guerra.
Innumerables consecuencias
La violación como estrategia de guerra no sólo daña a la persona afectada sino que devasta a toda la comunidad. Entre las consecuencias físicas de estos actos se encuentran los embarazos no deseados, la adquisición de infecciones de transmisión sexual, entre ellas el VIH, lesiones genitales, hemorragias o incapacidad para concebir durante el resto de la vida.
Asimismo, en muchos conflictos las violaciones se producen ante la familia, el marido, los hijos, que son obligados a mirar y a sufrir lo que le hacen a su ser querido sin poder evitarlo. El trauma por lo vivido, en este caso, es casi imposible de olvidar.
Pero la situación puede ser aún peor, cuando los violadores utilizan cristales, palos, barras y machetes para, además de violar, provocar un daño irreparable a los genitales femeninos.
En muchos casos, las mujeres quedan tan tocadas psicológicamente que son incapaces de cuidar a sus hijos, sienten tanto miedo que no se atreven a moverse de la cama e, incluso, pueden llegar a ser rechazadas por sus esposos.
Ante esta realidad, 'PLoS Medicine' pide a toda la comunidad médica y política que denuncien esta atrocidad, que no siga siendo cómplice de actos tan brutales. "Hablar de ello es lo menos que podemos hacer", concluye el doctor Mukwege.
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