CARACAS-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La jerarquía católica se había alineado con la oposición para criticar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Ahora, el polémico líder ha animado a las iglesias evangélicas a evangelizar en la calle, en lo que se interpreta como un mensaje de rechazo dirigido, entre líneas, al catolicismo. El presidente venezolano, además, ha definido a Jesús como el “Cristo del pueblo, el Cristo de los Revolucionarios”.

Hugo Chávez ha abierto una nueva polémica, esta vez con los evangélicos y los católicos como centro. Ante miles de simpatizantes, el presidente ha dicho en un discurso: "Llamo a los cristianos evangélicos para que así como los curas burgueses católicos dicen que van a llevar el mensaje de Cristo casa por casa, cada uno de ustedes se convierta en un pregonero del verdadero Cristo". Lo ha hecho después que la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) difundiera hace dos semanas un documento en el que tomaba posición contra el proyecto de enmienda impulsado por el gobernante, que pretende que los cargos de elección pública, entre ellos el Presidente, puedan presentar su candidatura a la reelección las veces que quieran. En su discurso, Chávez ha continuado dirigiéndose a los evangélicos arengándoles a “defender a Cristo por las calles, por los caminos", ya que, según dijo, el verdadero Cristo sería el que "vino a luchar por los pobres, por la justicia social, por la liberación del hombre". Apropiándose de la figura central del cristianismo, Chávez siguió: "Ése es el Cristo nuestro, el Cristo del pueblo, el Cristo revolucionario. Ése es el único Cristo, y es nuestro, no es de la oligarquía". Continuando en su retórica política, Chávez hizo referencia a los versículos de la Biblia: "Bienaventurados los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos" y añadía después, otra cita: "Más fácil será que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos".

RIFIRRAFE POLÍTICO

La CEV rechaza la enmienda que Chávez quiere hacer avanzar porque considera que lleva a una monopolización del poder y va contra el principio de alternancia que consagra la Constitución. El Gobierno, en cambio, sostiene que la propuesta amplía las atribuciones políticas de los ciudadanos al no poner límite a la posible reelección de un gobernante que, en última instancia, debe pasar por unas elecciones para poder repetir en el cargo. Ese proyecto será sometido a referendo el próximo 15 de febrero. Hasta entonces, la guerra política seguirá abierta, y parece que se intentarán incluir en ella al mayor número de sectores de la sociedad. A los evangélicos, ya se les ha querido involucrar.